miércoles, 11 de junio de 2008

Archivo Nro 6: El agroconflicto en Argentina dentro del contexto mundial
Por: Gustavo Herren

El Liberalismo económico tiene una interesante característica: casi no depende del sistema de gobierno. Es un movimiento de ideas y programas que puede desarrollarse en prácticamente cualquier forma de gobierno. Puede haber dictaduras, monarquías, democracias e incluso socialismos liberales. Así como liberales de derecha, o liberales de izquierda.

A pesar de la intervención del gobierno con las retenciones a las exportaciones, sus políticas agropecuarias continuaron con los lineamientos del Liberalismo económico de hace una década.

Con distintas variantes, las retenciones a las exportaciones agropecuarias vienen siendo aplicadas históricamente en forma continua desde la presidencia de Bartolomé Mitre (1862-68), con la excepción del período de Martínez de Hoz y de Carlos Menem. Hasta liberales como Alvaro Alsogaray y Krieguer Vasena no han dudado en implementarlas ya que tienen relación con el tipo de cambio, en cuanto al nivel de precios y de producción con que se abastece el mercado interno. (1)

Por diversas causas el gobierno sigue manteniendo en los hechos, determinadas políticas liberales del 'dejar hacer', con un rol del Estado prioritariamente recaudador-administrador con mínima intervención, tal que asegure la acción de los mercados y la apertura al gran capital, sea en el agro y en otros sectores como minería y energía. Lo cuál, es concomitante con la inserción del país en la División Internacional del Trabajo (acorde con la teoría de las ventajas comparativas), determinada por las potencias globalizadoras del Norte y sus corporaciones transnacionales. Esta dinámica externa dirigió hacia un modelo agroexportador específico, basado en el monocultivo transgénico. Las consecuencias nefastas que pudiera ocasionar en el largo plazo tanto sobre las necesidades sociales, sobre distintos sectores de la actividad económica e incluso sobre la seguridad nacional, quedaron así relegadas a un plano inferior.

Como consecuencia de estas políticas, en las últimas décadas la configuración del sector agropecuario argentino ha ido variando con la aparición de nuevos actores y roles. Groseramente, a las componentes clásicas del peón rural, los pequeños y medianos propietarios, y grandes terratenientes (estos últimos permanecen históricamente quasi-invariantes), se han agregado por un lado el capital financiero representado en los grandes pools de siembra, cuyo enfoque no se basa en la propiedad de la tierra sino en la rentabilidad de la explotación, es decir la oportunidad del agronegocio. Esta componente esta en gran parte deslocalizada fuera del ámbito rural. Por otro lado, están las grandes corporaciones multinacionales de agroquímicos y exportadoras de granos, que desde hace una década cuando el gobierno liberal de Menem reformó el rol del Estado, han aumentado significativamente su poder económico y su influencia en las políticas públicas del sector agrario. Sin embargo como se verá, tal direccionamiento trasciende el plano de la empresa, ya que es congruente con los planes geoestratégicos de sus potencias de origen, con cierta semejanza a como operaban las grandes compañías privadas europeas en los siglos XVII, XVIII y aún principios del XIX (de tamaño igual o mayor que las actuales). (2)

De modo que en el problema agrario se pueden identificar en principio al menos 7 actores visibles o no: el gobierno, los pequeños y medianos propietarios agrarios de clase media, los grandes terratenientes, los fondos financieros de inversión, las grandes corporaciones exportadoras de granos, las potencias regionales y el resto del pueblo argentino.

El actual lock out patronal del agro no está asociado a un perfil social de desocupación y pobreza, por un lado tiene un carácter económico al plantear demandas que se dispararon cuando el gobierno afectó las rentabilidades individuales de un grupo de productores y arrendatarios que conforman una parte dentro del sector. Las protestas habían sido mínimas mientras este grupo tenía mayores ganancias, a pesar que era desplazado por el agronegocio y parte de su renta apropiada por las transnacionales exportadoras de granos.

Por otro lado, la protesta trasciende el plano económico al plantear discusiones que también involucran espacios de poder político, y además presenta un perfil ideológico dado por el de las clases medias históricamente conformado, que en gran parte tiende hacia las 'derechas', y una componente capitalista a la izquierda de la anterior. Simultáneamente se produjo el acercamiento de esos productores de clase media y los terratenientes de la Sociedad Rural, lo que sugiere (además de potenciar una relación de fuerzas) la aspiración de parte de aquella y su dirigencia a un ascenso de clase, y cierta sintonía con la ideología de la oligarquía. Por su parte, la Sociedad Rural necesita la alianza frente a una relación de fuerzas competitiva con los grandes fondos de inversión en el reparto de la renta agraria.

Hacia fines de 2007 cuando Martín Lousteau iba a ser designado ministro de Economía, había 'caído bien' en el sector agropecuario. Tal es así que la dirigencia de 'el campo' expresó su aprobación. Por ejemplo Luciano Miguens, de la Sociedad Rural, manifestaba'... Es muy importante el perfil internacional, estudió y trabajó afuera y eso le da una serie de herramientas muy interesantes para buscar soluciones... es relevante que el funcionario se haya formado en instituciones académicas como la Universidad de San Andrés, (donde integraba el grupo de los 'más keynesianos' según el recuerdo de uno de sus compañeros) y la London School of Economics, de Inglaterra. Esta última, fundada por Karl Popper considerado uno de los padres del liberalismo económico... (3)

Pero sea involuntariamente, por presiones o como caballo de Troya, Lousteau fue el disparador de un relevante movimiento opositor al gobierno.

El movimiento de protesta combinado de clase media patronal y la Sociedad Rural dirige su ofensiva principal contra el gobierno, al cuál no son afines ideológicamente y no tienen suficiente vinculación, en cuanto a la participación en los beneficios de la bonanza indirecta asociada al ámbito agropecuario local e internacional, articulada en las ganancias extraordinarias que las políticas de gobierno permiten al agronegocio financiero (que incluye los mercados de capitales (como futuros para las commodities)) y a las transnacionales exportadoras de granos.

En cambio es de menor intensidad el cuestionamiento al agronegocio que no confronta con su ideología, y a las grandes corporaciones acopiadoras de granos que son quienes les compran, lo que podría indicar un grado de connivencia con ambas a nivel formal o informal.

Si bien a través de la Historia argentina, distintos gobiernos han perjudicado los intereses económicos de estos grupos de productores rurales, la afinidad ideológica ha atenuado sus protestas. Sin embargo cuando confluyen una ideología confrontativa y un vínculo deficiente con el gobierno, los grupos pasan a la acción. Tales fueron sus reacciones contra los gobiernos de Juan Domingo Perón (Estatuto del peón rural), Isabel Perón y Alfonsín. En el primero facilitó el golpe cívico-militar liberal de 1955, la desestabilización del segundo condujo a la dictadura militar liberal de Videla, y para el último se produjo el adelanto de las elecciones que llevaron a neoliberalismo de Menem y De la Rúa.

Las tácticas como factor común

Es notable la virulencia de las acciones casi 'no violentas' con las que comenzó la actual protesta de ciertos grupos del agro. Sin embargo, cuando en una guerra una fuerza armada realiza un sitio a una ciudad, una de las acciones primeras consiste en cortar los suministros que ingresaban desde el exterior, como el combustible y los alimentos. Se trata de una operación de guerra. Pero el desabastecimiento deliberado de alimentos a una población en tiempos de paz, puede incurrir en la comisión de delitos graves. Mas aún cuando existe carencia alimentaria permanente en algunos sectores urbanos empobrecidos, y los alimentos son desperdiciados y ostensiblemente desechados sobre las rutas cortadas, mientras quienes desabastecen se hallan muy bien abastecidos.

Pero aunque quienes protagonizan el conflicto y los grandes medios de comunicación masiva que lo promueven, pretendan presentarlo como un problema interno del país cerrado en sí, la realidad es que se halla insertado en el marco sudamericano y más aún, en el mundial. Lo cual, agrega grados de complejidad que suelen despreciarse o subestimarse involuntariamente o deliberadamente. De modo que quiérase o no, hay factores exógenos al conflicto que están presentes y con capacidad operativa sobre el mismo.

No es menor el anuncio del secretario de Estado Adjunto de EEUU para el Hemisferio Occidental, Thomas Shannon, cuando en la Reunión del Consejo de las Américas (Nueva York, 2/4/08) manifestó: ¡Hemos regresado!... (a América Latina).

Esto significa la intensificación de sus operaciones políticas, de inteligencia y militares para influencias y cambios de régimen que lleguen a responder abiertamente a sus intereses.

Supongamos un mecanismo simplificado. En un país se inicia una protesta de un sector de la población contra el gobierno. Se produce algún evento que dispara la movilización no violenta del sector en la que surgirán activistas. La mayoría de los grandes multimedios de comunicación estimulan fuertemente el conflicto, amplificándolo en la opinión pública. Aparte de las demandas, se producen acciones intencionales de presión, mientras se desprestigia y deslegitima sistemáticamente la autoridad del gobierno. La dinámica se mantiene con continuidad y durante un tiempo suficiente tal que, los efectos finales tienden al debilitamiento o al colapso del gobierno.

En principio el proceso podría ser espontáneo, pero necesariamente está abierto a 'terceros', visibles o no, locales y foráneos, que podrán interactuar a su favor en cualquier parte de su desarrollo, y aún después. La intervención externa puede realizarse mediante financiamiento encubierto, sobornos, propaganda negra, información manipulada, operaciones psicológicas, de inteligencia y de apoyo logístico, implementados por ejemplo a través de ONG, empresas consultoras o de asesoría internacional, organizaciones sociales y diversos agentes individuales.

El mecanismo anterior fue utilizado en 2007 en Venezuela, para intentar desestabilizar al gobierno mediante el acaparamiento de alimentos y desabastecimiento artificial inducido por ciertos sectores privados, que a su vez lo inculparon por no liberalizar los precios y la importación. Fueron los mismos sectores que habían participado en el paro patronal que condujo al golpe de Estado de abril de 2002 y el sabotaje petrolero de finales del mismo año, y existen pruebas concretas que los procesos fueron asistidos por EEUU.

Procesos con analogías al anterior, fueron empleados en las revoluciones de 'colores' no violentas, desarrolladas en las ex-repúblicas de la URSS, como Serbia con el derrocamiento de Milosevic en 2000; en Georgia, con la dimisión del presidente Shevardnadze en 2003; en Ucrania, con la deslegitimación del electo Yanukovich en 2004, y en Kirguistán en 2005. En todos los casos hubo intervención encubierta del gobierno de EEUU y sus servicios de Inteligencia, y terminaron instaurando administraciones pro-estadounidenses. Hubo también intentos fallidos en Azerbaiján (2005), Moldavia (2005), Bielorrusia (2006), Líbano (2007), Myanmar (2007) entre otros.

Esta clase de guerra política de masas busca oponer una parte del pueblo contra otra. La astucia reside en que el trabajo sucio lo hace de buena fe la misma población, sin percatarse de que es manipulada en contra de sus propios intereses.

Durante parte de la Guerra Fría las oleadas de dictaduras militares con sus correspondientes desestabilizaciones y golpes de Estado en toda Latinoamérica, resultaron funcionales para los intereses de los EEUU, que tuvo una activa intervención ampliamente demostrada.

En la década de los 80's, el riesgo que las potencias occidentales presentaron como amenaza (para el sistema capitalista), el comunismo, estaba mermando en el continente, y las dictaduras latinoamericanas desprestigiadas por su secuela de abusos, represión y desapariciones dejaron de serles garantía suficiente.

Washington diseñó entonces el 'Proyecto Democracia', para promover una ola de democracias, tal que sus dirigencias pro-estadounidenses se identificarían con sus valores e intereses y garantizarían el poder a las élites, no a los pueblos.

Si esto no ocurría EEUU debía buscar nuevos métodos para realizar golpes de Estado, o 'cambios de régimen' como los redefinió, sin intervención de las Fuerzas Armadas, es decir por medios pacíficos y dentro de su 'democracia'.

Hacia principios de los 80's, la ONG estadounidense Albert Einstein Institute (4) había logrado un adelanto notable (utilizando las ciencias sociales) al perfeccionar las llamadas 'técnicas de acción no violenta', definidas como técnicas para conducir conflictos utilizando métodos psicológicos, sociales, económicos y políticos. Estas tácticas de desobediencia civil son las que fueron luego aplicadas para los cambios de régimen y secesiones, entre otros en Balcanes y Estados pos-URSS Orientales, del Báltico, del Cáucaso y Asia Central.

En base a las lecciones aprendidas, la experiencia acumulada y los éxitos obtenidos se proyectaron hacia América Latina, y se aplican en Venezuela desde 2004, en Bolivia y en otros países de la región donde estén en juego los intereses de EEUU y haya resistencia a sus políticas.

Lo invisible de lo visible

Pero existe una manipulación en mucha mayor escala. Durante siglos, los reinos de la India sobrevivieron mediante políticas agrícolas basadas en el cultivo de arroz, calculado para satisfacer la alimentación de su población incluida una reserva para las épocas de sequías y catástrofes. En los siglos XVII y XVIII cuando el Imperio Británico y sus grandes compañías mercantiles privadas conquistaron la India, llevaron el concepto de propiedad privada para las tierras y cambiaron el régimen comunitario de cultivos. Las compañías destinaron parte de las tierras del arroz para la cosecha de amapola (para opio) que se exportaba a China, y además de dejarles rentas extraordinarias se iba infiltrando como arma social estratégica para su futura conquista.

En esta situación, la cosecha de arroz alcanzaba apenas para la subsistencia de los indios. Hacia mediados del siglo XVIII hubo tres años seguidos de sequía, la hambruna produjo la muerte a 10 millones de indios.

En 2007, el Departamento de Estado de EEUU dio a conocer parte de sus planes estratégicos para el mundo, en particular para India, Sudáfrica y Sudamérica. Cuando George W. Bush realizó una gira por ésta última, propuso un negocio de alta rentabilidad garantizada en el largo plazo para los grupos capitalistas regionales y estadounidenses: los agrocombustibles. Destinar tierras para la cosecha de granos y caña de azúcar que EEUU comprará para elaborar combustibles. Se trata no solo de acuerdos de libre comercio bilaterales sino por sector específico, que responden al fracaso del ALCA, y que además de preservar el nivel de consumo energético de EEUU (5), servirán para crear una organización de países socios productores de granos para enfrentar a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), lo que implica cercar y debilitar a Venezuela.

A su vez, parte de la estrategia alimentaria mundial del Departamento de Agricultura de EEUU (USDA) (6) parece muy simple y digna: 'defender el suministro de alimentos en los países del mundo'. Esto significa facilitar a bajos precios aquellos granos que un país necesite.

Pero se omite mencionar que valiéndose de circunstancias de necesidad o presión, los precios serán tales que crearán dificultades al sector productivo agrícola local para desarrollarse y competir.

En otras palabras, el objetivo es debilitar la soberanía alimentaria del país y fortalecer su dependencia directa o indirecta con EEUU.

Una prueba piloto es Haití. El arroz constituyó su alimento básico principal, y los productores locales autoabastecieron históricamente el consumo interno. Hacia mediados de los 90's, el gobierno de Haití adoptó las reformas liberales del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), reduciendo drásticamente los derechos aduaneros. El país comenzó a importar arroz a bajo precio de EEUU (que con medidas proteccionistas subvencionaba fuertemente a sus productores). Se produjo el colapso de los productores haitianos y de la soberanía alimentaria del país. Actualmente Haití importa de EEUU el 75% del arroz que consume. Cuando hace poco el precio internacional del arroz aumentó notablemente, la mayor parte del pueblo haitiano empobrecido no pudo comprar la ‘mercancía arroz’, y sobrevino la hambruna y la violencia que fue reprimida por las Fuerzas de las Naciones Unidas (MINUSTAH).

Otro caso que responde a la estrategia del USDA es el deterioro de la soberanía alimentaria de México. Desde los 80’s las políticas de Libre Mercado del FMI, el BM y el gobierno de EEUU aplicadas en México, devastaron al pequeño productor agropecuario local. A mediados de los 90’s el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) dio la ‘estocada final’ con la importación de maíz y otros productos de EEUU altamente subsidiados, que causó el colapso del sector maicero mexicano, convirtiendo al país de históricamente autosuficiente en importador neto de ese y otros alimentos (como arroz y carnes) desde EEUU. Importación que quedó monopolizada por sus multinacionales.

Un caso con un ‘modus operandi’ similar al de México fue Filipinas, cuyo ingreso a la Organización Mundial de Comercio (OMC) equivalió al NAFTA para México, y junto con en las medidas de Libre Comercio hundieron a los pequeños productores locales de arroz, carnes y otros cultivos. El país pasó de la casi autosuficiencia a ser importador neto de alimentos, con un cambio en el modo de producción, que desplazó a los pequeños campesinos locales para transformar al agro en polo de acumulación para el gran capital internacional.

Para India, los planes del USDA para las políticas del sector rural también implican un fuerte desplazamiento de población agropecuaria hacia las grandes ciudades, que deberá alcanzar un punto de inflexión en que la población urbana y periurbana superará en número a la del agro. En el proceso, el país debería ir perdiendo su autoabastecimiento alimentario que dependerá de la importación de granos con control de EEUU.

Pero el programa del USDA proyecta ‘defender’ el suministro de alimentos en toda Asia, por ejemplo en China. Para ello necesita de otros países, aunque no de cualquier forma, sino de acuerdo a la División Internacional del Trabajo en la Globalización, es decir delineada por las grandes multinacionales de las principales potencias. De esta manera, determinan la división de la producción agrícola entre unas pocas regiones mundiales con aptitud geográfica natural para especializarse solamente en determinados cultivos, dejando de realizar otros.

Argentina alineada en la actual División Internacional del Trabajo, suministra soja transgénica principalmente a China, en tal magnitud relativa a los otros cultivos que ha debilitado drásticamente su soberanía alimentaria. Con la continuidad en el 'dejar hacer' de las reformas neoliberales de los 90's, que pusieron las políticas públicas agropecuarias bajo influencia de las grandes multinacionales estadounidenses biotecnológicas y comercializadoras de granos, como Monsanto, Cargill y ADM (Archer Daniels Midland) funcionales con las estrategias del USDA y otras agencias del gobierno de EEUU (7), el gobierno argentino especuló con tejer su propia trampa, si en sus cálculos suponía que solamente bastaría con beneficiar a estos y otros grandes grupos concentradores de capital para lograr cierta garantía de estabilidad.

Si el agroconflicto en Argentina condujera hacia una desestabilización del orden institucional, en las condiciones actuales de relaciones de fuerzas es probable un giro hacia un ‘nuevo’ neoliberalismo, la profundización del Liberalismo que ‘siempre está por venir’. Saldría beneficiado Washington, (que regresa por mucho más, al menos el alineamiento incondicional con su geoestrategia global), también sacarían mayor ventaja los imperialismos de Europa occidental (otrora colonialismos), y los serviles locales con la actual contraofensiva de los sectores de derecha ‘sintonizada’ a nivel continental.

En el mundo, el aumento de los precios internacionales de los granos y alimentos consecuencia del actual Capitalismo, produjo en grandes masas de la población empobrecida, hambrunas y muerte por no poder pagar el alto precio de los alimentos-commodities a pesar de su abundancia.

En Argentina, esos mismos aumentos generaron una bonanza cuya renta extraordinaria es disputada salvajemente por unos pocos grupos. Sin embargo, el conflicto oculta al actor principal, los que sufren el impacto directo, los trabajadores peones rurales... y la mayoría del pueblo argentino.

Notas:
1) M. Rapoport, 'Un pasado de retenciones', Página 12, 18/5/2008
2) Tal es el caso de las Compañías de las Indias, de Inglaterra, Holanda y Francia
3) 'Martín Lousteau / El nuevo ministro y las expectativas del campo', La Nación, Campo, 17/11/07
4) Posiblemente, el nombre de la ONG estadounidense se deba a que Albert Einstein (creador en ciencias físicas de las teorías de Relatividad) fue en buena parte de su vida pacifista; y a marcar la importancia de la estrategia no violenta
5) El Departamento de Defensa de EEUU considera a los agrocombustibles y a los alimentos transgénicos como asuntos de Seguridad Nacional.
6) USDA: United States Department of Agriculture
7) Y también en sintonía hacia ciertos organismos internacionales como el BM, el FMI, ONU o la OMC.



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